29 junio 2008

2

Lima
cuando voy pienso en vos
cuando vuelvo sólo
miro los cables verdes
atravesando mi rostro
en la ventanilla
Loria

20 junio 2008

1

aLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLima
aLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoria
aLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLima
aLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoria
aLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLimaaLoriaaLima
aLoria

02 junio 2008

La guacha

La guacha por la calle Sarmiento dice todas las noches la tinta me recorre en el horizonte del borde aceitoso del cordón. Se recuerda sobre la heladera, me recuerda la mano terrosa dibujando líneas (con tres líneas te casas, con dos sos soltera, con un millón sos puta y buenos aires es re puta y la recorren serpientes de gasoil y le eyaculan siempre en el oído unas palabras de querosene que se le salen luego por la nariz en forma de espejo, no, de versos, no, de cangrejos y de murciélagos y palomas cagonas, toda buenos aires está llena de palomas cagonas volveran las curruqueantes palomas de tu balcón las ventanas a cagar?)
La guacha con dos hojas que se le salían del costado de la muerte me mira me dice vos que pasas por ahí de la calle sarmiento siempre tirada en la vereda, no te quedes tirada en la vereda, mírame con ojos levantiscos, mírame che, y ese ultimo che casi desmembrado como una catarata diarreica de tierra brotando de las raíces maltrechas.
La guacha tirada emborrachada de casi muerte me hace un guiño desde la baldosa rumiante y me tirita en la mente un pasado de maceta.
¿De donde te tiraste guacha? ¿Quién cuando en el cruel ofertorio de los Facundo Mudanzas te hizo este descuajeringazo? Dale, guacha, no me quemes la modorra de vuelta a casa. Subamos a los pasos encendidas en macetas inexistentes.
Y en llegando al cuatro por cuatro de los metros del soquete donde vivo nos metemos en la tierra blanca y resaca que te venden en el quiosco de plantas putrefactas porteñas, vos hasta la médula te metiste y mis uñas te comparten la alegría.
Entonces todas las noches la tinta aceitosa se degrada y viene a suceder que amanece balconeando la heladera con unas flores blancas chiquitas como tosecita mentirosa de guacha coqueta.