Advertencia de contenido: Voy a contar el final
Jumpei Niki es un entomólogo que viaja a una zona costera para pasar sus vacaciones juntando insectos en la arena.
Al internarse en los medanos se encuentra con una aldea pobre cuyas casas están construidas en pozos en la arena.
Simulando darle hospedaje los aldeanos lo secuestran para que trabaje en una de las casas habitada por una joven viuda.
A medida que sus planes por escapar fracasan, va conociendo la rutina del trabajo diario en el pozo y la aldea. Entabla una relación erótica (¿?) con la mujer.
Cuando la mujer sufre una hemorragia y es trasladada al hospital, consigue salir del pozo y tiene la oportunidad de huir. Pero regresa.
La arena:
“Le explicaré. La arena se mueve de este modo todo el tiempo…Es decir, su movimiento, su fluir, es su propia vida…No se detiene nunca, en ninguna parte…Sea dentro del agua, o en el aire, se mueve libremente y sin restricción…Por eso mismo, en general, las cosas vivientes comunes no pueden vivir en ella, incluyendo las bacterias…Podríamos decir que es una especie de sinónimo de pureza y de higiene. Tal vez tenga una función preservativa. Pero es descabellado pensar que pudre las cosas. Y más aún, mi querida señora, que la arena se pudre…¡Por favor! La arena es un respetable mineral.”
El tiempo:
“Es muy cierto que el tiempo no puede galopar como un caballo. Pero tampoco puede ir más lento que un carrito empujado a mano.”
La mujer:
(¡!!!#* imposible encontrar una cita, requiere un análisis extensivo, transversal, agotador, furibundo, emocional, incompleto…)
En 1964 la novela es llevada al cine dirigida por Hiroshi Teshigahara (Kobo Abe colaboró en la adaptación)
En el siguiente fragmento, Jumpei Niki les pide a los aldeanos que una vez al día lo dejen subir a ver el mar. Los aldeanos le contestan que lo podrían considerar si él y la viuda tienen relaciones sexuales delante de ellos.
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