26 abril 2017

Ginkgo Biloba


25 de abril
el despegue fue puntual
antes de elevarnos sobre las nubes de humo
vimos las llamas y algún que otro
espejo de agua turbia
ni un rastro de las caravanas
de los que no llegaron a tiempo

10 de mayo
nos dijeron que podríamos construir una nueva casa
y acá estamos, boyando en el espacio
somos una pequeña galaxia
encerrada en sí misma
cada vez que miro por la ventanilla
veo aquella noche de mi adolescencia
cuando subimos los colchones al techo
y nos quedamos esperando que algo sucediera
rodeadas de una fiesta lejana y quieta

17 de mayo
una máquina nos provee de oxigeno
una lámpara nos da luz
el refractor de asteroides, materia comestible
algunos permanecen en silencio
 mirando relojes que ya nada significan
otros se enamoran de sus compañeros
de viaje e inventan versiones de la felicidad
tierra afuera

13 de junio
un niño nació y fue nombrado

20 de junio
vimos una luz con espirales
parecía una araña y un arcoíris al mismo tiempo
sus brazos nos rodearon
y luego todo se oscureció
ahora mis cómplices duermen
 yo escribo lo que veo
para poder nombrarme
nuevamente
con el nombre de mis muertos

25 de junio
la nave arribó
recogemos todos nuestros pobres bártulos
y ya pisando tierra firme
alguien dice casa y planta una idea
como quien traza los cimientos
somos un grupo de humanos
sobre el desierto





13 abril 2017

El hilo (2da versión)

         El hilo

       Hubiese sido mejor con un hilo del mismo color, pero no encontré. Frente al espejo me vuelvo a poner el saco. El primer botón es el que acabo de coser. Sostengo el botón con tres dedos de mi mano izquierda. Tengo que comprar hilos de diferentes colores, no puede ser que sólo tenga blanco. Igual es un color que siempre queda bien.  Pongo el dedo gordo dentro del ojal. Peor hubiese sido pegar un botón con hilo rojo en un saco blanco. En todo caso puedo pasar por la mercería en la semana y comprar varios carreteles. El tema era no perder el botón, me costó encontrarlo. Luego de que Carlos se fuera anduve de rodillas por toda la cocina y casi me corto. En el instante en que acerco el botón al ojal tengo miedo de que vuelva a saltar y deba buscarlo ahora debajo de la cama, detrás de la cómoda o que ya no pueda volverlo a encontrar. Este saco me lo regaló mamá, dijo que los colores fuertes me quedan bien. Un saco rojo. Y ella siempre nota esas cosas: los colores, las combinaciones, los hilos que cuelgan de los ruedos, los botones que faltan o cuando las hombreras no están en su justo lugar. Un saco rojo con botones rojos. Y no sería agradable que note que al saco le falta un botón y justo hoy que es día de fiesta. Es graciosa la palabra hombreras. A Carlos no le gustan, dice que son falsas y hacen que mi cara parezca más chiquita y cuando aquella vez mamá preguntó por las hombreras de la blusa, le dije que me había cansado. Y es cierto, a veces me canso. Mi rostro frente al espejo. Ya no se nota que estuve llorando. El botón comienza a pasar por dentro del ojal. Está cosido con hilo blanco. Si Carlos no regresa voy a ir sola a la fiesta, mamá es inteligente y nunca pregunta por esas cosas. Ella sólo dice qué bueno que viniste, las tías trajeron dulce de quinotos del campo porque saben que te gusta. Y si Carlos vuelve a horario verá que le preparé su traje y los zapatos están lustrados. Que el botón está en su lugar y no hay de qué preocuparse, que soy yo la tonta y si no quiere ir a la fiesta no vamos. Pero si vamos, nadie va a preguntar ¿por qué falta un botón en el saco? Ya junté la taza rota, cosí el botón, ya me quité el maquillaje corrido y me pinté nuevamente. La pequeña marca roja en mi mejilla está cubierta con polvo blanco, blanco como el hilo del botón rojo dentro del ojal. ¿Y si mamá pregunta por qué el hilo blanco? ¿Y si alguien pregunta por qué el hilo blanco?