28 agosto 2010

Punto muerto uno/ El caso del Sr. Do

Punto muerto uno:
Ya no pienso tomar como tema de la investigación a la generación de posguerra. Un punto de vista generacional implicaría un conocimiento socio-histórico-literario que no poseo. Desde el vamos, es imposible (o muy poco serio) realizar un análisis generacional teniendo en cuenta sólo a dos autores. Es un estudio interesante, que me gustaría realizar en algún momento, pero que implicaría un desarrollo más extenso que el que puede tener una monografía.
La generación cayó.
Oé cayó.
Se impuso Kobo Abe y La mujer de la arena





El caso del Sr. Do:

El Sr. Do es el encargado de la biblioteca japonesa. Lo conocí hace un par de meses, cuando buscaba material sobre Oé.
Para ingresar al sector de libros hay que pasar por el puestito de Recepcionista/Seguridad, dejar la mochila en los lockets y subir las escaleras.
Cuando por primera vez entré, el Sr. Do le explicaba a una chica, que evidentemente acababa de recibir el pase de "socia", el reglamento: (No voy a cometer el furcio de querer reproducir un castellano impecable con su dejo de extranjería en el acento) -"Los libros se prestan por dos semanas, los cds por tres, pero...el "socio cumplidor" puede obtener otros beneficios"-
El socio cumplidor, la imagen me queda rebotando, lentamente entre silabas diáfanas.
(Fisgona, curiosa, las tardes de bisabuela detrás de la ventana, la costumbre de andar en silencio por el borde de un mundo observable-ficcionable, mecanismos detalles, vouyeur la cariátide y esas cosas)
El Sr. Do mide aproximadamente 1,50 mts y mueve las manos en el aire como quien da vuelta las páginas de un querido libro ajado, sus dedos no parecen separarse y si lo hacen conservan una simetría equidistante. Uno podría imaginar que el Sr. Do sabe armar altos castillos con varios mazos de cartas (inclusive si las cartas no son del mismo tamaño) o que puede desenredar el ovillo de lana que uno olvidó debajo de la mesa y el gatito travieso tomó como juguete durante todo el día, pero esas imaginaciones no vienen al caso y son del todo improbables. El Sr. Do nunca se olvidaría el ovillo debajo de la mesa.
Mientras hojeo en la mesa algunos de los libros que podrían servirme, el Sr. Do va y viene (¡me pregunto a dónde!) y regresa dos veces con algún material más que puede servirme: su archivo de recortes de diarios y el libro de una señora que no habla de Oé pero tiene su mail y es un eminente estudiosa argentina de literatura japonesa. La tercera vez se acerca para recordarme que ya está próxima la hora de cierre.
Recepcionista/Seguridad (en adelante lo voy a llamar Recep) es quien me explica las condiciones para hacerse socio. Voy a explicar sumariamente aquí lo que pude deducir de mis tres visitas: Recep se ocupa de la seguridad (tiene su traje de uniformado civil típico del oficio), la recepción, y los papelerios que registran la salida de libros y la admisión de socios. Es un multifunción curioso.
En las siguientes semanas esperé la llegada de la postal de Sr. Do (no voy a extenderme acá sobre la nostalgia, las elucubraciones, la ansiedad, la euforia de un segundo colorido al pie de la puerta esperando la postal del Sr. Do; no hoy, quizá en algún momento hable de cómo era recibir cartas, tendré ochenta años y un gato desdeñoso que mira a las moscas mientras le hablo)
Cuando fui por segunda vez a la biblioteca con todo mi papelerio en regla era día de película. Esperaba que el Sr. Do me dijera el asunto del “socio cumplidor”. Una especie de rito de iniciación. Estas son las etapas del camino (por supuesto no voy a ocultar información: Do significa camino en japonés) Recep niega con la cabeza y aprieta los labios: -Hoy hay película, el Sr. Do no se pierde nunca la película, imposible hablar con él- En cambio, me ofrece gracioso frases de segunda mano. Imita el tono y gesto del Sr. Do retándolo: -Socio no tiene foto, no, no. Llame llame, traiga foto.- Es cierto olvidé llevar dos fotos carnet. -Pero se puede arreglar, me las trae la próxima vez. Pero no se olvide, eh? Porque si no el Sr. Do…-
Recep mide lo mismo que el Sr Do, pero estando sentado y me hace comentarios acerca de los zurdos, Maradona, la inteligencia y otras cosas que se pierden en mi inconsciente mientras firmo los papeles.
-Dicen que los zurdos son inteligentes
-Eso es un mito, le digo.
-Claro, por eso Maradona no es inteligente.
-¿Maradona es zurdo?
-Si
-Ah-
Y me voy desilusionada.
La tercera vez que fui también era día de película.

2 comentarios:

Natalia Petronacci dijo...

hola Nora, cómo va todo? tus cosas? los estudios?

Nora Fiñuken dijo...

holA NATI, todo bien, tengo que arrancar con eslavas, ya estamos en la cuenta regresiva!!!