I
¿Cómo publicar su primer libro? Despiértese de madrugada. Dese cuenta, che usté, dese cuenta que ya no será posible volver a dormir. Entonces buscará la buena excusa que lo haga saltar de la cama. “Lustrar las botas de invierno”. Sí, eso es. Usted cada día es más genial!!! El insomnio es una máquina espantosa y absurda, pero algún beneficio traerá. Lustrar las botas de invierno. Es diciembre ya, es sol voluptuoso, y las botas de invierno evidentemente están tiradas debajo de la cama, con su musgo fatal. Ya. No será posible encaminar tarea sin mate, sin música, sin la mente volando hacia cualquier lugar. A mí, abruptamente, el olor de la pomada y la quemazón del insomnio me traen mis pájaros volando. ¿Y a usted qué se le ocurrirá? ¿Te acordás de los poemas que escribiste (hay que hablarse, siempre hay que hablarse) cuando tenías quince años? ¡¡¡Qué fermento hormonal!!! Te gustaba escuchar a los doors, te gustaba colgar de la pared un jimbo carilindo muerto hace veinte años atrás. Podridísimo. Luego, a la hora de la almohada, la loca de la casa (así le llaman a la imaginación) te contaba cuentos. Y escribías esos poemas que hablaban sin nombrar acerca de la reencarnación de un jimbo que iba a ser tu novio. Oh, oh, qué vergüenza, me juré que nunca lo iba a mencionar. Los poemas se llamaban RL 1, RL 2 y RL 3 y ostentaban una hermosa corona sobre las letras. Por supuesto, aquí los tengo. Pero…no los voy a mostrar. Cierta fidelidad me guardo. Me río de mí cuando los leo. Creo que era otra persona y me digo: “Qué estupidez es ser adolescente.” Y luego (uno es su peor enemigo y su mejor confidente) “nada de lo que hago ahora es mejor que esto.” Por esa época también leía a Castaneda. Y anotaba en una libreta (que ahora no voy a buscar) algunas frases del libro. Don Juan hablaba y decía algo así: “Todos los caminos son lo mismo. Ningún camino lleva a ningún lugar. Yo he recorrido muchos caminos y sigo parado en el mismo lugar. Lo único que importa es seguir el camino que tiene corazón. Ese en el que uno es uno con el camino.” Y si los poemas eran una mediocridad, y si la imaginación era la hija bastarda del ocio fantasmal,…bien, nada de eso importa. Realmente lo disfruté. Ninguna de las ideas con las que fantasmamos nuestra vida acumulada de años es mejor. Ni peor. Sólo importa que el camino tenga corazón. Ahora en los archivos de mi compu duerme desde hace seis meses un proyecto de libro. Si usted revisa en una noche de insomnio el embrión de su sueño puede que se le ocurra que es hora ya. La trasnochada hora en que jimbo reencarna, se recuerda a castaneda, se lustran botas de invierno y se decide “Antes de fin de año lo saco y, ya, es el camino que tiene corazón.”
II
¿Cómo publicar su primer libro? Vuelva a la cama. Haga cuentas. La cama es el mejor lugar para hacer cuentas. Una hoja A4, cuatro hojas, doble faz, lo divido por dos, le sumo la tapa, lo multiplico por cantidad, quince centavos la fotocopia, pero le sumo un impredecible. Claro. Usted sabe que no tiene ninguna habilidad para las cuentas. Pero el resultado de este lío será más o menos algo parecido a eso que puede ser. O bien: Mejor dejo las cuentas para otro momento. Me vuelvo a levantar. Quizá no me levanto siempre en el mismo insomnio, porque los días del insomnio son todos el mismo, todos los días, todos los días el mismo día…¿Y qué hacer? ¿Se le ocurren a usted ideas brillantes que pronto revoleará como le tiraba las sobras a las gallinas quince años atrás? Efectivamente, eso es lo que se hace, lo que se puede hacer.
III
¿Cómo publicar su primer libro? Ahhh insomnio paranoico. La cama me da vueltas. Me dice un monstruo que salió de la flor que estampa la sábana: “¿Se lo vas a dar a tu tío y a tu abuela y a las moscas que pasan zumbando la decencia? ¿Querés que esos poemitas que hablan de eso que ya sabes los lea tu viejo?” Ya somos grandes monstruito. Y cada vez más enormes en esta noche opaca que me pide clemencia para no terminarse en la rayadura de mis ojos. Ya somos tan macizos y pesados que la vida nos parece una moneda que pronto se caerá por el agujero del bolsillo. Hagamos las paces, monstruo. Nos sabemos de memoria. Estábamos juntos cuando la abuela le dijo a mis 16 “¿Para que escribís? Dedicate a algo que sirva.” Me fui pensando “la abuela no entiende un pito de nada” Y vos me susurraste de noche: “No, no te equivoques. Te hizo una buena pregunta. Te hizo LA PREGUNTA que no tenés que olvidar nunca en tu vida.” Y yo te agradezco, monstruito, por recordarmela siempre. Esa es LA PREGUNTA. Y mañana me acuerdo de todo y no me paro de reir. Mañana Mañana Mañana. Hasta me parece una palabra graciosa. Suena a lagaña-risueña-fecunda-nuestros desvelos. Mañana, decía Kerouac, para los mexicanos significa Cielo, o cualquier cosa que quede en ningún lugar. Pero se ve de noche, abrasada a un monstruo-espejo, todas las sombras son mañana y son todas las luces que se eclipsan en la oscuridad. Mañana publico mi primer libro. Mañana en este ningún lugar es pronto, o cualquier cosa que quede…
¿Cómo publicar su primer libro? Despiértese de madrugada. Dese cuenta, che usté, dese cuenta que ya no será posible volver a dormir. Entonces buscará la buena excusa que lo haga saltar de la cama. “Lustrar las botas de invierno”. Sí, eso es. Usted cada día es más genial!!! El insomnio es una máquina espantosa y absurda, pero algún beneficio traerá. Lustrar las botas de invierno. Es diciembre ya, es sol voluptuoso, y las botas de invierno evidentemente están tiradas debajo de la cama, con su musgo fatal. Ya. No será posible encaminar tarea sin mate, sin música, sin la mente volando hacia cualquier lugar. A mí, abruptamente, el olor de la pomada y la quemazón del insomnio me traen mis pájaros volando. ¿Y a usted qué se le ocurrirá? ¿Te acordás de los poemas que escribiste (hay que hablarse, siempre hay que hablarse) cuando tenías quince años? ¡¡¡Qué fermento hormonal!!! Te gustaba escuchar a los doors, te gustaba colgar de la pared un jimbo carilindo muerto hace veinte años atrás. Podridísimo. Luego, a la hora de la almohada, la loca de la casa (así le llaman a la imaginación) te contaba cuentos. Y escribías esos poemas que hablaban sin nombrar acerca de la reencarnación de un jimbo que iba a ser tu novio. Oh, oh, qué vergüenza, me juré que nunca lo iba a mencionar. Los poemas se llamaban RL 1, RL 2 y RL 3 y ostentaban una hermosa corona sobre las letras. Por supuesto, aquí los tengo. Pero…no los voy a mostrar. Cierta fidelidad me guardo. Me río de mí cuando los leo. Creo que era otra persona y me digo: “Qué estupidez es ser adolescente.” Y luego (uno es su peor enemigo y su mejor confidente) “nada de lo que hago ahora es mejor que esto.” Por esa época también leía a Castaneda. Y anotaba en una libreta (que ahora no voy a buscar) algunas frases del libro. Don Juan hablaba y decía algo así: “Todos los caminos son lo mismo. Ningún camino lleva a ningún lugar. Yo he recorrido muchos caminos y sigo parado en el mismo lugar. Lo único que importa es seguir el camino que tiene corazón. Ese en el que uno es uno con el camino.” Y si los poemas eran una mediocridad, y si la imaginación era la hija bastarda del ocio fantasmal,…bien, nada de eso importa. Realmente lo disfruté. Ninguna de las ideas con las que fantasmamos nuestra vida acumulada de años es mejor. Ni peor. Sólo importa que el camino tenga corazón. Ahora en los archivos de mi compu duerme desde hace seis meses un proyecto de libro. Si usted revisa en una noche de insomnio el embrión de su sueño puede que se le ocurra que es hora ya. La trasnochada hora en que jimbo reencarna, se recuerda a castaneda, se lustran botas de invierno y se decide “Antes de fin de año lo saco y, ya, es el camino que tiene corazón.”
II
¿Cómo publicar su primer libro? Vuelva a la cama. Haga cuentas. La cama es el mejor lugar para hacer cuentas. Una hoja A4, cuatro hojas, doble faz, lo divido por dos, le sumo la tapa, lo multiplico por cantidad, quince centavos la fotocopia, pero le sumo un impredecible. Claro. Usted sabe que no tiene ninguna habilidad para las cuentas. Pero el resultado de este lío será más o menos algo parecido a eso que puede ser. O bien: Mejor dejo las cuentas para otro momento. Me vuelvo a levantar. Quizá no me levanto siempre en el mismo insomnio, porque los días del insomnio son todos el mismo, todos los días, todos los días el mismo día…¿Y qué hacer? ¿Se le ocurren a usted ideas brillantes que pronto revoleará como le tiraba las sobras a las gallinas quince años atrás? Efectivamente, eso es lo que se hace, lo que se puede hacer.
III
¿Cómo publicar su primer libro? Ahhh insomnio paranoico. La cama me da vueltas. Me dice un monstruo que salió de la flor que estampa la sábana: “¿Se lo vas a dar a tu tío y a tu abuela y a las moscas que pasan zumbando la decencia? ¿Querés que esos poemitas que hablan de eso que ya sabes los lea tu viejo?” Ya somos grandes monstruito. Y cada vez más enormes en esta noche opaca que me pide clemencia para no terminarse en la rayadura de mis ojos. Ya somos tan macizos y pesados que la vida nos parece una moneda que pronto se caerá por el agujero del bolsillo. Hagamos las paces, monstruo. Nos sabemos de memoria. Estábamos juntos cuando la abuela le dijo a mis 16 “¿Para que escribís? Dedicate a algo que sirva.” Me fui pensando “la abuela no entiende un pito de nada” Y vos me susurraste de noche: “No, no te equivoques. Te hizo una buena pregunta. Te hizo LA PREGUNTA que no tenés que olvidar nunca en tu vida.” Y yo te agradezco, monstruito, por recordarmela siempre. Esa es LA PREGUNTA. Y mañana me acuerdo de todo y no me paro de reir. Mañana Mañana Mañana. Hasta me parece una palabra graciosa. Suena a lagaña-risueña-fecunda-nuestros desvelos. Mañana, decía Kerouac, para los mexicanos significa Cielo, o cualquier cosa que quede en ningún lugar. Pero se ve de noche, abrasada a un monstruo-espejo, todas las sombras son mañana y son todas las luces que se eclipsan en la oscuridad. Mañana publico mi primer libro. Mañana en este ningún lugar es pronto, o cualquier cosa que quede…
1 comentario:
trimalcionida...problema existencial-circular de todo "bohemio" que se envicia en las letras...
brindo por mañana..
mañana es mejor
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